Nuestra primera parada ha sido Copenhague, y la razón de ello ha sido conocer al recién llegado Alex. La primera impresión que tuvimos fue el frío de la ciudad, lo temprano que anochece (sobre las 16H),y lo cálido que son sus hogares. Nos hemos dado cuenta que es muy fácil compaginar tu vida diaria con el ejercicio físico (aquí todo el mundo va en bici a trabajar y sale hacer footing aunque estemos a 0 grados), cosa no tan imaginable en Barcelona, pues si no hace buen tiempo la gente no se atreve a salir. Aquí en Copenhage la gente realiza las mismas actividades tanto si llueve como si no. El concepto de sacar el paraguas es más nuestro que suyo. No obstante, al oscurecer pronto la gente pasa más tiempo en casa.
Su sueldo mínimo son unos 1600 euros, pero sus impuestos son también elevados. La calidad de vida es muy buena, aunque no disfrutan ni de un rayo de sol durante muchos meses. Sus parques y avenidas están llenas de bicicletas y no de terrazas. Las cenas y demás son casi siempre en casa, cenan muy pronto ya que a las 16 horas es tan oscuro que parecen las 21 horas.
A las 22 horas no ves a nadie por la calle, las tiendas cierran a las 18 y a partir de esa hora sólo ves a gente haciendo deporte en sus preciosos parques. Es una ciudad que para ser la capital de Dinamarca es muy pequeña. Está todo bastante cerca, parece más una capital de provincia que la de un país.
Aunque sea Europa no tiene euros y su moneda es la corona danesa, y se sienten satisfechos de no tener el euro. Una cerveza vale unos 6 euros y un cafe unos 4 euros, así que la gente se las toma en casa. La comida es toda muy orgánica, y de muy buena calidad, al menos en casa de Montse jejej.
Nosotros aunque sea muy buena la calidad de vida no creo que viviéramos allí por mucho tiempo, ya que la falta de sol durante muchos meses te crea un poco de depre (las mujeres y niños toman vitamina D por la falta de sol) y las calles son tan frías que no te dan ganas de pasear.
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